sábado, 28 de enero de 2012

Venecia sin tí

             Me dijiste que me querias y sin querer, acabaste encerrado entre las sábanas de mi cama. Mentiste con tus garras, me dejaste dañada las espaldas, me fracturaste las entrañas. Cumpliste con tu trato, ganaste la apuesta al diablo, cantaste canciones de cuna, finjiste lloros y penas. Me dejaste indefensa la coraza, clavaste puñales en mis venas, arrojaste la ilusión al patio, merendaste nuestros sueños.

            Llamas a la puerta, esperando una sonrisa, esperando un te quiero, supliacando un lo siento, llenando la habitacion de flores, flores calcadas de otras casas, casas inundadas por la pena.
           
              Y chillas que me quieres, chillas que los sientes, gritas que me amas, suplicas que me salve, y yo abandono la batalla, cedo mi victoria al diablo, me tumbo sobre la cama y espero, que el fuego, me consuma el resto de mis entrañas.

sábado, 14 de enero de 2012

Remember

Me acuerdo que tú siempre me preguntabas cuando me dí cuenta de que no podía vivir sin ti, si fue cuando me pediste matrimonio o antes. Yo no supe responderte nunca y disuadía la pregunta con otras más vanales y estúpidas. Tú nunca te diste cuenta, y si lo hiciste disimulaste muy bien el no haberlo hecho.
Me dí cuenta de que no podía vivir sin ti cuando te diagnosticaron cáncer, cuando encontré el resultado médico entre los papeles de la oficina y el medico me dijo que le tenías desde hace tiempo y que ya no tenía solución. Creo que de repente empecé a apreciar todo, los desayunos en la cama, las flores tras las peleas y los besos de aniversario. La vida me sacudió de repente, sin querer y sin saber muy bien cómo, fue como si hubiera caido de repente a la realidad y me diera cuenta que los años han pasado sin querer. Y comencé a llorar en aquel parque en el que nos conocimos, siempre me he sentido segura alli, entre sus árboles y sus bancos a la sombra. Deseaba poder cerrar los ojos y que el mundo no girara, que todo volviera atrás y se detuviera cada instante feliz, que las desilusiones se disolvieran con risas y las peleas con pactos, resetear, empezar de nuevo.
Nunca te lo dije, pero ahí me quedé toda la tarde, hasta que tú me encontraste y me agarraste la mano con fuerza y me susurraste que todo saldría bien, que has luchado por mí y que nunca me dejarías sola. Era incapaz de levantar un solo músculo de aquel banco y tú lo hiciste por mí, como siempre. Caminamos hasta casa y te estuviste todas las noches de aquel septiembre dándome las fuerzas que me faltaban. Supe que no podría vivir sin ti, que el mundo me tragaría y me zarandearía. Que tendría miedo de todo, incluso de salir de casa, que no sería capaz de poder ver como te ibas consumiendo poco a poco. Maldije al mundo mil veces y odié a los médicos cada vez que me decían que te quedaba menos tiempo. Resigné del tiempo y supliqué a dioses que no existen que te dejaran quedarte.
Y aunque yo te he perdido, tú siempre me has tenido a tu lado.