-Entiendo sus
razonamientos, es más, si no fuese yo la que siente esto, los compartiría. Son
simples, evidentes, sencillos, son una manera de poner algo de lógica a esta
historia, son como el punto de la i, así hacen más reconocibles la historia.
Pero no son lo suficientemente buenos como para que yo los tenga en cuenta. Yo-Tartamudee-Yo
le quería-Afirmé con total autodeterminación-Le quería de una manera difícil de
comprender hasta para gente estudiosa como usted, perdóneme, le quería desde el
amanecer hasta el anochecer, todos los días, incluso aquellos lluviosos o los
nevados, le quería a todas horas, cada segundo del mismo. Quería sus besos, oh,
no, esos los amaba, sí, eso es, amaba sus besos, amaba cada cosa absurda que
podía amar de él, lo hacía, hasta sus reproches, lo amaba, así de simple, de
lógico, así, es sencillo.
-¿Y, él te amaba a ti?
-Esa es una pregunta
complicada, no soy él, pero creo que sí, quiero creer que sí. Sería más
sencillo si yo pensase que no lo hacía, entonces, el odio y el rencor habitarían
en mí y no tendría ningún impedimento en romper las fotos y los recuerdos,
sería todo más rápido, supongo.
-Y entonces, ¿Qué pasó?
-Aún no lo sé, he
repasado mentalmente cada acción estúpida de las últimas semanas y no encuentro
el motivo válido. Nosotros nos queríamos, nos queríamos como se quería antes,
con las llamadas diarias, los cafés a las tardes y los regalos en aniversarios
y San Valentín, nos queríamos digamos, que de una manera romántica e infantil.
No teníamos miedo a nada juntos, y eso es mucho decir, porque soy una cobarde
empedernida, pero con él, daba todo menos miedo. Éramos tan felices, y. un día,
dejamos de serlo, así de simple y sencillo. Nos convertimos en un pretérito
perfecto simple y debíamos seguir cada uno por su lado. Él con su valentía, yo
con mis miedos. Y aún no sé cómo hacer para que esto duela menos, para que no
se me quiebre la voz cuando hablo de él, cómo seguir siendo la persona que era,
sin que él esté dándome la mano, cómo creer que es posible avanzar, si ahora
mismo, no me apetece.
-Quizá debas empezar a
odiarle-Dijo, mientras clavaba su mirada en el reloj de la pared
-¿Odiarle? ¿Por qué?
-Por desdibujarte,
hacer de ti alguien diferente y hacerte creer que ser como él quería que
fueses, es mejor que ser como eras. Por fingir que el mundo es sencillo. Por lo
que quieras, pero ódiale, ódiale y rompe sus fotos, odiale y olvídale. Eso es, olvídate
de él.
-¿Y después?-Pregunté
-Vuelve a ser la que
eras.
-¿Así de simple? Vuelvo
a ser yo y fin, ¿Así acaba la historia?
-No, olvídalo, vuelve a
ser tú y fúgate, fúgate conmigo, así acaba la historia.
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